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YACUIBA, EN LA PRIMER DÉCADA DEL SIGLO XX.

YACUIBA, EN LA PRIMER DÉCADA DEL SIGLO XX.

INTRODUCCIÓN.

El año de 1900 ñandúes domesticados tranquilamente recorren las calles de arena de Yacuiba (Smithsonian, 1901, p.517), “…Los avestruces no superabundan como alguien ha dicho y como generalmente se supone. Sin embargo no son en realidad escasos, lo que nos consta por haberlos visto con frecuencia, aún cuando no en grandes grupos…” (Baldrich, 1889, pp.187-188), después del terremoto de 1899 Yacuiba va renaciendo entre toldos de indios chanes que aún conviven con los criollos que son los bolivianos nacidos en el Chaco Tarijeño. En 1902 el Baron Nils Erland Herbert Nordenskiöld, etnógrafo y explorador sueco, mientras realiza sus primeros estudios de la región del chaco decide albergarse en la ciudad de Yacuiba “…desde Buenos Aires fueron directamente a Yacuiba, una ciudad en la frontera entre Argentina y Bolivia…” (Vestkusten, 1915, p.1). Para finales del siglo XIX las poblaciones Bolivianas de Yacuiba y Caiza son importantes centros de colonización y asentamiento de criollos y nacionales, “…físicamente la frontera del Chaco fue avanzando, a medida que se establecían estancias, haciendas, pueblos y fuertes…” (Robertson, 2015, p.3) donde la pacífica convivencia con los indios de la zona es importante. Los últimos años del Siglo XIX, son años de constante viajes a la zona de frontera entre Yacuiba y Tartagal realizada por técnicos y peritos argentinos y bolivianos (incluyendo extranjeros contratados por el Gobierno de Bolivia) para definir la cuestión de límites en lo que se refiere al trazado de la frontera entre ambos países, reclamando Bolivia la posesión de Yacuiba como parte de la nación boliviana.

La comprobación de que la línea del tratado de 1889 colocaba a la población de Yacuiba en territorio argentino fué alegada con aparente alarma por la parte de Bolivia como un hecho suficiente para impugnar la demarcación de la frontera cuando en su buena parte ésta ya había sido aceptada por el gobierno boliviano sin objeción. Se decía que tal población había sido siempre boliviana y en consecuencia, no podía pasar bajo la soberanía argentina, sin menoscabo de la primera. (Moreno Quintana, 1926, p.968)

Yacuiba para mediados de la primera década del Siglo XX es un pueblo que se recupera del devastador terremoto de 1899, su población crece de 300 habitantes en 1897 a 2446 habitantes entre nacionales y extranjeros para 1900, entre 1908 y 1909 Nordenskiöld realiza un viaje de estudios por el Chaco Tarijeño arribando el 18 de mayo de 1908 a la villa de Yacuiba, que describe con los siguientes términos: “…un pueblo grande en la frontera entre Bolivia y Argentina. En la actualidad existe un lugar bastante decente, pero antes era un antro peligroso de los criminales, que escapaban hasta allí por temor a la policía argentina…” (Nordenskiöld. 1926, p. 18) el 2 de junio de 1897 se firma un Acta Protocolizada entre Argentina y Bolivia, representada por el ministro argentino de Relaciones Exteriores, doctor Amando Alcorta, y el plenipotenciario boliviano, doctor Telmo Ichazo con el objetivo de definir la cuestión de límites entre ambas naciones en la zona que comprendía la ubicación de Yacuiba, “…en virtud del cual, se estipulaba la cesión de Yacuiba a Bolivia con el territorio que fuese necesario para su desenvolvimiento…” (Moreno Quintana, 1926, p.969) para comienzos del Siglo XX, la villa de Yacuiba tiene una mayor cantidad de población Boliviana pero también una significativa población de origen argentino (237 habitantes) que representa según los datos del Censo de 1900 un 10% del total de la población de Yacuiba y muchos extranjeros provenientes de naciones Europeas, aunque no se da una ocupación militar y política de Yacuiba por parte de la República Argentina (como sucedió con la villa de Tarija en 1825); en las primeras décadas del siglo XX se va dilucidando de manera pacífica y diplomática, la cuestión de límites entre Argentina y Bolivia, garantizándose así la permanencia de la villa de Yacuiba dentro del territorio de la nación Boliviana, lo cual es visto por la Prensa Argentina de la época como sí se “…hubiera obsequiado dos importantes villas y varios miles de argentinos a Bolivia…” (Diez de Medina, 1955, p. 139), el martes 22 de diciembre de 1903 el diario argentino La Nación destaca que: “…la demarcación de la frontera en la parte que comprende la villa de Yacuiva. Por este medio tienden las cancillerías á establecer la línea divisoria en condiciones equitativas para los dos países…” (La Nación, 1903) al modificarse la línea de frontera por la cuestión de Yacuiba, con fecha 28 de enero de 1904 fue celebrado el tercer protocolo entre el ministro argentino, José A. Terry, y el plenipotenciario boliviano, doctor José M. Escalier, con el objeto de modificar la línea establecida en los protocolos anteriores en la región de Yacuiba, “…excepción hecha del reducido espacio de Yacuiva, donde para conservar en su propia soberanía el pueblo del mismo nombre, ha sido indispensable modificar la expresada línea…” (Biblioteca Digital de Tratados del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Argentina.  Acta para facilitar la ejecución del tratado de límites con Bolivia del 10 de mayo de 1891. Buenos Aires, 23 de abril de 1902), reduciendo el territorio asignado a esta región (Moreno Quintana, 1926, p.970), en Yacuiba todavía existen para comienzos del siglo XX una gran cantidad de nativos, “…además en todo el valle se encuentran bastantes haciendas alguna población boliviana y mucha indiada…” (Boletín Instituto Geográfico Argentino, 1897, p.164) estos pobladores nativos vivían a finales del siglo XIX al interior de las Misiones de los Padres Franciscanos dedicándose a diversas actividades, entre las cuales sobresale lo agrícola pero no sólo al interior de los límites de la Misión sino también en sus alrededores, a finales del Siglo XX en 1893 Manuel O. Jofré informa a sus superiores que los indígenas no sólo cultivan las tierras de la Misión de Aguairenda cerca de Yacuiba, si no también otras tierras aparte.

En el caso de Aguairenda, según Jofré, la gran mayoría de la tierra cultivada estaba en manos de los chiriguanos: "Aparte de los tres pequeños huertos de la misión, los indios tienen treinta plantaciones de banano, treinta y cuatro cañaverales y Treinta y seis huertas de naranjos, distintas de las siembras de menor consideración, y sus plantaciones de maíz". Aunque no tenemos información útil sobre los tipos de producción agrícola en las aldeas indias antes de la fundación de la misión (aparte de una lista de especies de plantas "tradicionales"), es lógico asumir que los indios de misión cultivaron ciertos cultivos europeos como caña de azúcar, más intensamente una vez que se establecieron las misiones. (Langer/Jackson, 1995, p.59)

En la segunda mitad del siglo XIX, producto de la Ley de 10 de septiembre de 1871 y del Decreto Supremo de 13 de septiembre de 1871 en las Misiones del Chaco Tarijeño, los Padres Conversores tenían el poder religioso pero también el poder político, económico y judicial en las misiones franciscanas; esta situación generará ciertos conflictos políticos que generaran prontos pedidos de secularización de las misiones como lo demuestra la nota emitida por la Prefectura de Tarija fechada el 23 de marzo de 1872, informando al Gobierno Nacional sobre las actitudes que asumen los Padres Conversores en la Provincia de Salinas jurisdicción territorial en la cual se encuentran los territorios del Chaco Tarijeño.

Circunscriptos en su propia conveniencia de utilidad pecuniaria y de comercio, se han apropiado de bastos y extensos terrenos de ganadería, habiéndose convertido en los únicos monopolizadores de la venta de ganados ejerciendo hostilidades aún sobre los animales que traspasan sus campos de pastación. (Langer/Bass Werner, 1988, p.317)

Esta situación cambiará a partir de la promulgación de la Ley de 23 de enero de 1900, que dispone la derogación del Reglamento de 13 de septiembre de 1871, autorizándose al Poder Ejecutivo, para que, en vista del estado de las misiones, dicte otro que esté conforme con la Constitución y leyes vigentes, con la implementación de un nuevo Reglamento de Misiones, disponiéndose que a partir de 1905 las misiones dependan en su organización y régimen del Ministerio de Colonización, correspondiendo a los Delegados Nacionales, Prefectos y Sub-prefectos vigilar el cumplimiento de las leyes en aquellas Misiones que se hallen establecidas en el territorio de su jurisdicción, cuidando que los Padres Conversores cumplan con las instrucciones que dichas autoridades administrativas les impartan, está situación de secularización de las Misiones se implementa durante los siguientes cinco años hasta 1911 abarcando la totalidad de las misiones existentes en el territorio del Chaco Tarijeño, decisión que ya se veía venir desde la realización de la Convención Nacional reunida en la ciudad de Oruro en el mes de octubre de 1899, donde Fernando Guachalla, en su calidad de Secretario General de Estado durante su informe a la Convención Nacional de 1899 hacía énfasis en la situación del tráfico con engaños de los “neófitos” bolivianos que viven bajo el cuidado de los Padres Conversores, este tráfico de mano de obra con rumbo a la República Argentina se produce desde las Misiones con lo cual se fundamentaba su pedido de que las Misiones estén bajo la “supervigilancia” (Bolivia, 1899, p.262) de los respectivos Subprefectos.

los neófitos sonsacados y extraidos de las misiones, son conducidos á la República Argentina donde se les vende al precio de Bs. 25 por cabeza. (Bolivia, 1899, p.261)

La migración de los “neófitos” a la Argentina para trabajar en los ingenios azucareros, fue un tema muy controvertido a fines del Siglo XIX y principios del XX, situación que fue permitida durante la segunda mitad del siglo XIX por las autoridades de Bolivia; como da testimonio el siguiente fragmento de una circular emitida el 20 de mayo de 1875 por el Jefe Superior del Territorio del Gran Chaco, Manuel Othon Jofre a los Reverendos Padres Conversores de las Misiones del Gran Chaco, dando licencia a los “Neófitos” para que vayan a trabajar a las haciendas argentinas. Los “neófitos” son los indígenas infieles recién convertida a la religión católica por los Padres Conversores y que viven al interior de las Misiones.  

Con tal propocito me permitiré dar licencias para que, los Dependientes de las Haciendas Arjentinas limítrofes, puedan estraer indios para los servicios temporales que precisen ecsaminando i comprobando antes el buen trato que han de darles íla puntualidad en el pago de sus respectivos salarios. (Langer/Bass Werner, 1988, p.400)

Pero después, la migración de los “neófitos” será una de las causales expuestas para la secularización de las misiones. En 1900, se promulgó la Ley de 23 de enero de 1900 estableciéndose que el servicio de las misiones, corresponde a la Nación y las erogaciones que ellas exijan serán pagadas por el Tesoro Nacional. El nuevo Reglamento de Misiones es emitido mediante Decreto Supremo de 23 de Diciembre de 1905, allí se proponía, en nombre de la libertad del individuo, el libre comercio con las reducciones, y que los neófitos de ellas estaban sometidos a la prestación vial, no favorecida por los conversores.


De acuerdo a los testimonios recogidos en el libro “Yacuiba Retazos Pueblerinos” de Pedro Ángel Coto se puede concluir que la convivencia a finales del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX en el pueblo de Yacuiba entre los habitantes criollos y los pueblos indígenas era pacífica, sin embargo a varios kilómetros Chaco adentro, aún los pueblos indígenas se resisten a las incursiones de los “blancos” defendiendo su espacio territorial de las incursiones sean de los soldados del ejército, de los criollos que quieren ampliar la frontera ó de los exploradores que realizan trabajos de tipo científico. 

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