SAN PEDRO, UNA IGLESIA, UN PUEBLO, UN TERREMOTO Y EL OLVIDO.
Hasta este punto, hemos comprendido que los Chanés fueron un pueblo
indígena que habito ancestralmente un espacio territorial que iba desde el
Valle de Caiza hasta el Itiyuro; parte de sus territorios eran Yacundo; que los
Chanés intentan en 1843 no permitir que los “Blancos” se apoderen de este
terreno por sus implicaciones espirituales, pasando Yacundo “existía la tierra
sin mal” y al otro lado de Yacundo estaba “el mundo de los espiritus malos”.
Yacundo figura en el mapa de Bolivia de 1859 al sur de Caiza al norte del río
de Itiyuro; para la década de 1860 Cornelio Rios decide desconocer los
documentos que le dan a los Chanes y al Capitán Parava la propiedad sobre sus
territorios, es decir el territorio ancestral de los Chane que hoy es conocido
como “Yacuiba”. En ese lugar es donde los Franciscanos deciden fundar una
iglesia.
En 1874 levantaron una pequeña capilla que depende directamente de la
Parroquia de Caiza, la misma que fue destrozada por el terremoto de una
intensidad de una intensidad de IX grados Mercalli ocurrido en la noche del 23
al 24 de septiembre del año 1887, que alarmó a los pobladores del lugar,
nuevamente para 1886 se construyó en este pedazo de territorio arrebatado a la
fuerza a los Chanés un oratorio, pero la intención de las autoridades es
claramente la de construir una iglesia ya que desde 1883 Yacuiba es la Capital
de la Provincia, es por tal motivo que durante la presidencia del Dr. Aniceto
Arce, el congreso Nacional en la ciudad de Sucre sanciona una ley el 5 de
Diciembre de 1888 y que luego es promulgada por el Presidente de la República
el 8 de Diciembre de 1888 por la cual los diezmos y primicias del partido de
Caiza, en la provincia del Gran Chaco, se destinan a la construcción de la
iglesia de Yacuiba; debiendo hacerse el remate con sujeción a las leyes del
caso. Esta concesión se otorga por cuatro años. Una junta compuesta del
sub-prefecto, padre conversor y presidente de la junta municipal de Yacuiba, se
encargará de la dirección de la obra y de la administración de los fondos
adjudicados[13] en
mayo de 1889, el Prefecto de misiones R.P. Sebastian Pifferi compró un sitio en
Yacuiba para edificar una iglesia, que se retrasó en su construcción al no
recibir, del Tesoro Departamental de Tarija, la partida que el Congreso de 1888
dictó para dicha obra, es por ese motivo que recién en 1892 con la llegada del
Padre Rafael Paoli, miembro del Colegio de Propaganda FIDE de Tarija que se
dará inicio a la obra, de tal manera que para 1893 se emprende la tarea de
construir una Iglesia en Yacuiba.
En 1893 el P. Paoli ponía la primera piedra del nuevo templo, dedicándolo
al príncipe de los Apóstoles San Pedro. Pero porque a San Pedro: En el
Evangelio de San Mateo 16:13-20 Jesús declara: "Sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia." Jesús fundó así una Iglesia; en Mateo 16:13-20
Jesús se dirigió a Simón Bar Jonás, uno de los que formarían parte de Sus doce
apóstoles y Jesús le cambia el nombre por el de Pedro. El nombre de Pedro no
aparece en ningún escrito de la antiguedad, hasta que Jesús se lo da a Simón.
Pedro es un nombre propio que tomó de la palabra "Petras" que quiere
decir "Roca" en griego. Existen en este idioma 7 palabras para
definir piedra; cuando se aplica a Jesús se utiliza "Acroniagos" que
quiere decir "Piedra Angular" y Pedro significa "Roca
Firme". Pedro es la única persona del Nuevo Testamento que recibe un nuevo
nombre de parte de Jesús. En el Antiguo Testamento, cuando Dios va hacer un
pacto con un hombre, le cambia de nombre y le da uno de acuerdo con la misión
que va a realizar; como ejemplo tenemos a Abram, cuyo nombre fue cambiado por Abrahám
que quiere decir "Padre de muchedumbres", ésa sería su misión, ser el
padre en la fe de millones de hombres (cf. Gen 17: 4-8). Tenemos también a
Jacob, cuyo nombre fue cambiado por el de Israel que quiere decir "Fuerza
de Dios". Jesús reconoce en Simón, la fe sólida en la cual debía fundarse
la Iglesia. Pero también, los Franciscanos conocedores de las tradiciones
espirituales de los Chanés saben que Yacundo ó Yacuiba es el paso hacia “Tierra
sin mal” entonces eso es lo que motivo a los Franciscanos encomendar su iglesia
al “Guardian de las Puertas del Cielo” esta común asociación es recurrente a lo
largo de la historia.
Este primer templo estaba ubicado en el centro del pueblo (Capital de la
Provincia de Gran Chaco desde 1883) que durante los últimos 30 años había
crecido significativamente, la construcción se da inicio así en 1893 usando
materiales sólidos, grandes piedras, fuertes y largas vigas plantadas
verticalmente y trabadas unas con otras de modo que sirvieran de sostén a las
paredes de adobes (los adobes son gruesos ladrillos hechos de cualquier tierra
mezclada con agua y paja secadas al sol. Generalmente son de 60 cm. de largo,
33 de ancho y 12 de espesor. Se coloca uno sobre el otro unidos por una capa de
barro sin paja.) y pudieran resistir a las frecuentes sacudidas sísmicas; la
fachada estaba hecha de ladrillo cocido; posteriormente, en los años 1895 y
1896, se construyó la casa parroquial, obra iniciada en 1895 y concluida para
finales del año de 1896. Este templo tiene un largo de 35 metros y 8 de ancho.
La casa parroquial tiene 30 metros, con las respectivas comodidades que
competen a su calidad de templo de una capital de provincia. La construcción
estuvo lista para ser habilitada al concluir el año de 1896. La suma que el P.
Paoli gastó para construir desde sus fundamentos la iglesia y casa parroquial,
ascendió a 12.000 bolivianos, equivalentes a 24000 liras italianas (de aquel
tiempo). Los 12000 bolivianos han sido en su integridad aporte de la misma
parroquia, limosna de piadosos benefactores bolivianos y argentinos y del mismo
Gobierno y otras erogaciones voluntarias de devotos particulares. Además de
realizar cuatro bazares, efecto de la dinamicidad, iniciativa y celo por la
casa del Señor, cuya recaudación sería utilizada para culminar la obra
comenzada, contribuyendo el mismo P. Paoli con su trabajo personal y también
utilizando los recursos que producía esa parroquia.[14]
Al amanecer del 23 de marzo de 1899 un terremoto destruyo Yacuiba, la
magnitud estimada fue de 6,4 en la escala de Richter, a una profundidad de 30
km; y de una intensidad de "grado VIII" en la escala de Mercalli.
Después de esa catástrofe natural, los que más se esforzaron por reedificar
Yacuiba fueron los padres Rafael Paoli y Manuel Lauroua y el conocido caballero
don Jacinto Delfín, que fue dos veces diputado por el Chaco y jefe de las
colonias en 1898. “…La población no es como se cree netamente tarijeña, es un
pueblo cosmopolita, se han radicado personas de todos los departamentos de
Bolivia y de todas las naciones del mundo…”[15]
Con la reconstrucción de la Iglesia[16] y del
pueblo de Yacuiba, entonces llega el olvido definitivo, los Chané desaparecen
del imaginario de los habitantes criollos de la región, para quienes a finales
del Siglo XIX les causaba más pánico las noticias de las constantes correrías
de los indígenas Tobas que lo que sucediese con los antiguos habitantes de
Yacundo, nativos Chané. Quien descubre sin embargo la relación del pasado entre
los Chané y el espacio territorial es Nordenskiöld, en 1908 quien descubre la
relación del Capitán Chané Vocapoy y las reivindicaciones territoriales que
sostienen a pesar del paso del tiempo por la recuperación de sus territorios
ancestrales antes las autoridades de los “blancos” y es que en el pasado, los
Capitanes vigilaban que nadie ingresara al territorio chané[17] los
chané sostienen de forma muy explícita que el mandato «es hereditario», «de
línea»; que no es «para cualquiera», que es un asunto «de sangre» e incluso «
de raza »; y que, como consecuencia, los líderes deben pertenecer a los linajes
tradicionales. El sentido de pertenencia o aun de cercanía genealógica a la
élite es motivo de evidente orgullo.
Yacuiba, por entonces a comienzos del Siglo XX es un pueblo constituido,
Nordenskiöld lo describe así: “…El 18 de mayo, estábamos llegando a
Yacuiba, un pueblo grande en la frontera entre Bolivia y Argentina. En la
actualidad existe un lugar bastante decente, pero antes era un antro peligroso
de los criminales, que escapaban hasta allí por temor a la policía argentina…”[18] para
ese momento nadie recordaba el pasado que ligaba este territorio con el pueblo
Chané, solamente los Chané lo recordaban y es que a muchos lugares se les
otorgaban antiguamente los nombres de los jefes locales, en la actualidad
parece que los referentes de la toponimia se deben más bien al recuerdo de sus
gestas legendarias. La familia cacical es la que posee un conocimiento más
articulado y consistente del territorio de varios miles de hectáreas que antes
ocupaban los chané. No es menos decisiva la contribución del linaje cacical a
la administración colectiva de la memoria y el tiempo. Uno de estos capitantes
Chané, llamado Mocapoy[19], informante
de Nordenskiöld a principios del siglo XX, parece haber sido un hábil
diplomático, como su padre, se considera de estos indios para gobernar, puede
ser extremadamente importante tener la lengua a su merced. Estas personas
pueden apreciar la sabiduría superior a la resistencia. Mocapoy[20] también
se ocupaba de vigilar el territorio “estaba en disputa con los blancos, que
usurparon su país, y no podría gustar su idea, que eran sus inquilinos. Me
pidió consejo, cómo podía conseguir el blanco de reconocer los derechos
indígenas a la tierra.”(Nordenskiöld 1926:113), los Chanés en el pasado a
cambio del respeto a su propiedad sobre la tierra de sus ancestros, los
capitanes explotaban con maestría el juego de las alianzas, administrando la
dinámica del parentesco para obtener ventajas políticas. Para ello apelaban a
diversas estrategias, expandiendo o contrayendo los lazos de alianza según las
conveniencias coyunturales; por eso habían pactado y defendido las líneas de
aprovisionamiento de Rodríguez Magariños en 1843 contra los contingentes de
tobas que las hostigaban, por desgracia, en las luchas de los blancos contra
los indios casi siempre han luchado algunos jefes en el lado de los enemigos en
contra de su propia tribu.
Antiguamente, entre los Chanés los entierros se realizaban en tinajas, los
parientes se turnaban para sostener al cadáver sentado en el piso, con el torso
apoyado sobre las piernas flexionadas, hasta que esta posición ganaba su eterna
rigidez. A la mañana siguiente, se lo levantaba y se lo introducía en la
tinaja, con los brazos alrededor de las piernas y la frente apoyada en las
rodillas. Se enterraba al cadáver con el rostro mirando hacia el naciente. Esto
debe ser puesto en relación con otras prácticas y creencias fúnebres. Según
creen, existe una suerte de "escalera" para subir al cielo (ara), y
las almas necesitan luz para descubrirla. El alma del muerto debía recibir la
luz del sol para hallarla, por eso el rostro del cadáver miraba hacia el este.
Si el cadáver era enterrado mirando hacia el poniente, el cual es considerado
oscuro, el ecove no encontraba su camino, y dilataba penosamente su partida.
Aún hoy, el cadáver suele ser enterrado descalzo, para que pueda subir esta
escalera. Yacundo, el espacio que marcaba la entrada a “la tierra sin mal” era
un lugar donde los Chanés enterraban a sus muertos todavía en la última década
del siglo XX se encontraron durante trabajos de construcción y tendido de la
red de agua potable varias vasijas fúnebres diseminadas en la zona que hoy
ocupa Yacuiba, “Si Vocapoy, Maringay, Mandepora y algunos otros están en
macetas de barro bajo las chozas, a continuación, el fin está cerca, a
continuación, los indios no tienen más ley que la de los blancos, no hay otras
autoridades, como sus gobernantes” (Nordenskiöld 1926)
CONCLUSIÓN.
Es a partir de la década de 1840 que los chané comienzan a hacerse ver en
los documentos. En aquel entonces ya eran considerados por las autoridades
bolivianas como "antiguos pobladores" de la región, y de hecho
llegaron a obtener la propiedad de su territorio. Sabemos que Mocopoy en 1908
"mantenia serias disputas con los blancos que habian usurpado su
territorio y no adminitian la idea de que eran sólo sus arrendatarios", y
que preguntaba al sueco Nordenskiöld "como podía hacer cambiar el punto de
vista de los blancos para que aceptasen el derecho de los indios sobre la
tierra". De aquellos años de comienzos del Siglo XX datan documentos como
un Protocolo Notarial por el cual un capitán chané, llamado Guarumbake
("Guarrum Baque" en algunos documentos), realiza trámites para
recuperar los títulos cedidos mucho tiempo antes por el Gobierno Boliviano
(1843) a "su antecesor", el jefe Parava o Paragua, y luego cediendo
en pago y vendiendo a título personal parte de los terrenos conseguidos acción
que realiza en enero de 1905 vendiendo mediante notario la Estancia Campo de
Durand y Aguaray a Fermino Barroso[21].
Al final en Yacuiba, se construyo una Iglesia pero en otra ubicación
distinta a la de la década de 1890 y luego en los años 40 se levantaría
nuevamente la Iglesia consagrada a San Pedro en el lugar original de la Iglesia
destruida por el Terremoto de 1899. El año 1941 la Orden Franciscana confió el
cuidado espiritual de Yacuiba a los Franciscanos de la Provincia de Roma, que
atendían el norte de Argentina con sede en Salta, ellos fueron quienes
construyeron el nuevo Templo entre 1942 y 1947, año este último en que fue consagrado
por mérito del P. Felix Bruciaferri.
BIBLIOGRAFÍA.
ÁVILA CASTELLANOS, Roberto R. Huellas
del Chaco.
BRAUNSTEIN, José/MEICHTRY,
Norma. Liderazgo, representatividad y
control social en el Gran Chaco. Editorial Universitaria de la Universidad
Nacional del Nordeste. Corrientes, Argentina. 2008
CLAROS LÓPEZ, José Luis. Historia
de Yacuiba. 2009
CLAROS LÓPEZ, José Luis. Pioneros
de la Educación en el Chaco Tarijeño. Yacuiba, junio de 2012
CLAROS LÓPEZ, José Luis. El
aporte de Caiza para la construcción de la Iglesia de Yacuiba. Julio, 2012
COMBÈS, Isabelle/VILLAR,
Diego. Aristocracias Chané.
"Casas" en el Chaco Argentino y Boliviano. Journal de la Société
des Américanistes. 2004
COMBÈS, Isabelle. De sanandita
al Itiyuro: Los Chanés, los Chiriguanos (¿y los tapietes?) al sur del
Pilcomayo. Indiana, No. 24, Berlin, Alemania 2007
COMBÈS, Isabelle/VILLAR,
Diego. Los mestizos más puros:
Representaciones Chiriguanas y Chané del mestizaje. Mana Vol. 13 No. 1, Río
de Janeiro, abril de 2007
Combès, Isabelle. Los Fugitivos Escondidos: Acerca del enigma Tapiete.
Boletín del Instituto Frances de Estudios Andinos. 2008
Langer, Erick Detlef/Jackson, Roberth H. The New Latin American Mission
History. University of Nebraska, 1995
Giannecchini, Dorotéo/Mascio, Vicenzo. Álbum Fotográfico de las Misiones
Franciscanas en la República de Bolivia, a cargo de los Colegios Apostólicos de
Tarija y Potosí. Talleres Gráficos de Industrias Offset color S.R.L. La Paz -
Bolivia. 1995.
Gómez Mendoza, Manuel. Defensa de las misiones chaqueñas por el P. Antonio
Comajuncosa ante el proyecto borbónico de desmembración propiciado por el
Gobernador Intendente de Cochabamba Francisco de Viedma. Siglo XVIII.XI
Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia.
Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Tucumán, San Miguel de Tucumán.
2007
Klauer, Alfonso. Descubrimiento y Conquista: En las garras del Imperio.
Nordenskiöld, Erland. Indianliv i El Gran Chaco (Syd-Ameria). Stockholm,
1926.
Saignes, Thierry. Historia del pueblo chiriguano. Plural Editores, Primera
Edición. La Paz, Bolivia. Abril de 2007
Relaciones Exteriores Bolivia, Departamento. Memoria del Departamento de
Relaciones Exteriores presentada a la Asamblea Ordinaria de 1872 por el
Ministro del Ramo Ciudadano Casimiro Corral. Imprenta de "La
Libertad" de Ezequiel Arzadum. La Paz, Bolivia. Octubre 2 de 1872
Villar, Diego/Bossert, Federico. La onomástica Chané en clave etnográfica y
comparativa. Acta Americana. Revista de la Sociedad Sueca de Americanistas.
Vol. 12, No. 1, 2004
Villar, Diego. Religiones omnívoras: El Chamanismo Chané y las relaciones
interétnicas. Anthropologica V.25 N.25; Lima, diciembre de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario