IMPORTANCIA ECONÓMICA DE YACUIBA
EN LA PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO XX.
Por
un lado las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX corresponden al
período del mayor auge del alto comercio tarijeño, pero por otro lado a
comienzos del Siglo XX, la situación del Gran Chaco desde una perspectiva
fiscal era deficitaria, sus egresos generales superaban los ingresos propios
del año 1900. Situación que se puede verificar al contrastar los ingresos y
egresos declarados por el Ministerio de Haciendas e Industrias de Bolivia,
expuestos en el Cuadro 4: Estadística del Movimiento Económico de las
Municipalidades de la República en 1900. La capital del Gran Chaco era la villa
de Yacuiba destruida por un terremoto en 1899, circunstancialmente para 1900 la
capital política se había trasladado a Caiza. Es en está primer década del
siglo XX que la legislación boliviana permite la compra de grandes extensiones
de tierra por precios bajos intentando impulsar el poblamiento de las regiones
alejadas de frontera por ciudadanos extranjeros ó nacionales.
Estas leyes reflejaban el principio
liberal que asumía que todo terreno sin título de propiedad era baldío y, por
consiguiente, pertenecía al Estado, que podía hacer lo que considerara con él;
se ignoraban completamente los derechos de los nativos de las tierras bajas
sobre el territorio, porque, según el gobierno boliviano, jurídicamente muchos
de estos pueblos no existían. En definitiva, las élites locales con contactos
políticos consiguieron acumular grandes extensiones de tierra y nunca se
cumplió el objetivo de poblar la frontera con colonizadores extranjeros.
(Vallvé Vallori, 2012, p.66)
Como
consecuencia de la legislación nueva sobre tierras baldías dispuesto por la Ley
de 26 de Octubre de 1905, que facilito la adquisición de hasta 20.000 hectáreas
por cada individuo, gran parte del Chaco Tarijeño pasó a manos de extranjeros,
especialmente especuladores argentinos que residían en Buenos Aires.
Todo nacional ó extranjero capaz
de obligarse conforme á la ley civil, podrá comprar del Estado hasta 20,000
hectáreas, pagando al contado 10 centavos por cada una; si fueren apropiadas á
la agricultura y á la crianza de ganados, un boliviano por hectárea; en los
terrenos que contengan árboles productores de goma elástica, (Siphonia y
Hebea). Los compradores tendrán la obligación de constituir en los terrenos
comprados una familia por lo menos por cada mil hectáreas. Toda propuesta de
adjudicación por una extensión mayor de 20,000 hectáreas, será concedida previa
aprobación del Legislativo. (Art. 4 Ley de 26 de octubre de 1905)
El
Decreto Supremo de 20 de junio de 1907, Reglamenta la cuestión de la concesión
de “Tierras Baldías”, declarando de propiedad fiscal todos los terrenos baldíos
que se hallan dentro del territorio de la República y también los que habiendo
sido adjudicados no se hubieran amparado en forma legal. Estableciendo además
el Decreto Supremo de 20 de junio de 1907 que las tierras destinadas a la
colonización serán distribuidas en la forma señalada por el Reglamento de
Inmigración Libre aprobado por Decreto Supremo de 18 de marzo de 1907.
El
Chaco Tarijeño y la villa de Yacuiba, no sólo es importante para comienzos del
Siglo XX, por la cuestión del tema comercial ó de la producción agrícola sino
también por la cuestión de la producción ganadera:
Los datos catastrales para el
mismo período de tiempo notoriamente subestimaron el número de bovinos, pero
siguen siendo sugerentes. En 1906, por ejemplo, el catastro del cantón de
Yacuiba (donde se ubicaba Partiñanca) contaba sólo con 893 cabezas de ganado.
Se estima un total de 61.406 cabezas de ganado. Evidentemente, si los recuentos
de las misiones eran exactos mientras que las encuestas catastrales eran
estimaciones muy bajas (como es probable), las misiones poseían un número
relativamente insignificante del total de ganado en la región, especialmente
cuando se consideraba por habitante. (Langer/Jackson, 1995, p.68)
En
Paratiñanca hacienda en la Provincia Gran Chaco, en 1899 “…se tazaron 1255 cavezas de ganado vacuno cuyo valor es de quince mil
ciento cuarenta y cuatro bolivianos…” (Langer/Bass Werner, 1988, p.273);
así en el Chaco con una inversión mínima en terrenos muy extensos y casi sin
ninguna mejora, se podía ganar mucho dinero sólo criando ganado.
CUADRO 4
CUADRO 4: “Estadísticas del
Movimiento Económico de las Municipalidades de la República en 1900” Extraído de la p. 115 de la
Edición Oficial del Ministerio de Hacienda e Industria de Bolivia. Anexos de la
Memoria presentada a la Legislatura de 1900.
En
la primera década del siglo XX la expansión económica en el Chaco Tarijeño, genera
bastante expectativa para la capital del Departamento la ciudad de Tarija,
porque la industria agrícola y ganadera de la frontera es bastante productiva,
incrementó su desarrollo, dando mayor expansión al comercio mercantil de la
ciudad de Tarija, que expende sus mercaderías en las plazas de Sauces,
Lagunillas, San Luis, Caiza, Yacuiva, Las Misiones y varios puntos importantes
del Departamento de Santa Cruz.
En el año 1910, la ganadería
primaba en Yacuiba, y de sus alrededores, traían hacienda, para ser vendida y
arreada luego hasta Embarcación. El dinero circulante entonces eran las libras
esterlinas y la moneda de plata sellada, con las cuales se hacían las transacciones.
A la ganadería se agregaba también los prietos naranjales que se extendían por
todo el pueblo, con gran algarabía de las bandadas de loros y tucanes, que
invadían los árboles frutales, con placer para los chiquillos que ondeaban con
todo entusiasmo. Los naranjales en toda la región chaqueña, le daban una
característica definida, y las plantaciones eran obra de misioneros
franciscanos que accidentalmente hacían su estancia en Yacuiba, rumbo a las
misiones de Cuevo, Tarairi, Caiza. De la prodigalidad de este delicioso
cítrico, puede dar una idea, la producción de más de tres mil naranjas por
árbol, constatada en las propiedades de las familias Moreno Avila, Galarza,
Soruco, Villaroel, Cavero, Barroso, etc. en cuyas viviendas, la abundancia de
dicha fruta, superaba todo lo imaginado. (Coto, 2005, p.91)
Durante
aquellos años (1900-1910), era normal entre la población de Yacuiba el realizar
transacciones utilizando la libra esterlina como moneda comercial considerando
el tipo de cambio “…Libra Esterlina igual
a Bs. 11.40 Cts. Estos cambios están fijados, teniendo por base 21 peniques por
1 Bs…” (Ballivian, 1903, p.235) fijado en 1901 para la conversión de moneda
extranjera a moneda nacional. La Ley de 30 de noviembre de 1904 reconoce a la
libra esterlina (Moneda nacional de Inglaterra) el “carácter cancelatorio” por
el valor de doce bolivianos cincuenta centavos. Esta Ley de 30 de noviembre de
1904 obligaba que a partir del 1 de enero de 1905, el cincuenta por ciento de
los derechos de Aduana sean pagados en moneda de oro, al tipo de doce
bolivianos cincuenta centavos por libra esterlina. En caso de pagarse en moneda
de plata todo ó parte de ese cincuenta por ciento, la cuota pagada tendrá el
recargo del cinco por ciento. Las fracciones menores de doce bolivianos
cincuenta centavos podrán abonarse en plata, sin recargo.
(...) reconoció a la Libra
esterlina carácter cancelatorio, por cantidades que no pasen de dos mil
bolivianos, al tipo de cambio vigente sobre Londres en relación al precio de la
plata en el mismo mercado, con el premio de medio penique a favor del oro
efectivo que se fijara por la Cámara de Comercio. (Ballivian, 1903, p.230)
Para
atender al progreso de la ganadería en la Provincia del Chaco y prevenir las
enfermedades que pudieran presentarse, el Ministerio de Gobierno y Fomento
contrato en 1906 un veterinario competente, “…adscrito
al personal de la Delegación Nacional…” (Bolivia, 1907, p.12), aunque la producción
Ganadera era importante, los habitantes de Yacuiba en la primer década del
siglo XX aún se proveían de carne desde la República Argentina que compraban
más al sur llegando casi a Tartagal en un lugar conocido como Zoopota.
“…Zoopota es un largo oasis
longitudinal, depósito abundante de los ganados que los indios arrebataban en
todas las estancias del bajo Bermejo y provincias de Santiago y Santa Fé,
siendo por su puesto, guarida de numerosas tribus que proveen de carne en pié y
contribuyen á robarla para los especuladores bolivianos que llegan desde Yacuiva
costeando el rio Itiyuro hasta los mismos cañadones donde se derrama dicho rio.
Zoopota en lengua chiriguana significa «quiere carne»…” (Olascoaga, 1910, p.
14)
El
negocio de la importación siempre fue más beneficioso para los comerciantes
tarijeños que la exportación. Una vez que el ganado chaqueño pudo encontrar
otro mercado, los habitantes chaqueños podían seguir consumiendo los productos
importados que suministraban las casas comerciales de Tarija. Además
participaron en el auge del caucho en el norte de Santa Cruz y el Beni, que
empezó justo cuando se acabaron las minas de plata.
El llamado auge de la
explotación de la goma tuvo lugar entre 1900 y 1913, debido a que los precios
de este producto en el mercado internacional fueron los más altos y permitieron
la exportación. (Ormachea, 2015, p.4)
Pero
en el negocio del caucho no sólo participan los comerciantes Tarijeños, sino
también la mano de obra que demandaba la explotación de los siringales del
norte de la amazonia boliviana genera la importación de “…hasta «prisioneros de guerra» ava guaraní del Chaco…” (Vallvé
Vallori, 2012, p.63) y es que a finales del Siglo XIX se producen los últimos
grandes levantamientos de los indígenas de la llanura Chaqueña, pacificada
completamente la región los comerciantes tarijeños controlaban el comercio en
Yacuiba, a comienzos del siglo XX todos los productos que entraban por los
puertos de Buenos Aires y Rosario, destinados a las regiones caucheras del
norte de Santa Cruz y el Beni, tenían que pasar por Yacuiba. En el periodo
1895-1914, los ingresos al erario nacional por concepto de la economía del
caucho fueron bastante superiores o por lo menos iguales al del estaño y, por
varios años, mayores que los generados por la plata y el estaño juntos.
Los magnates del caucho prendían
sus habanos con billetes de cien dólares y aplacaban la sed de sus caballos con
champaña helado en cubetas de plata. Sus esposas, que desdeñaban las aguas
fangosas del Amazonas, enviaban la ropa sucia a Europa para que la lavaran
allá. (Collis, 2012, p.1)
El
colapso gomero antes de 1914 fue, debido al robo de semillas en Brasil por
parte de los ingleses, en 1912 las semillas sacadas ilegalmente de la selva por
el inglés Henry Wickman fueron plantadas en los invernaderos del Jardín
Botánico de Kew, en Londres, y cuando las plantas brotaron fueron
cuidadosamente acondicionadas y embarcadas para la India, Ceilán y Singapur,
donde se las trasplantó en lugares especialmente preparados. De esas plantas,
1.700 en total, nació el vasto sistema de plantaciones de hevea de las Indias
Orientales, que producía, antes de la invasión japonesa, en la segunda Guerra
Mundial, el 95% de la producción total de caucho natural. Sembradas en Asia, se
producen plantaciones masivas de árboles Heveas brasiliensis en varias regiones
asiáticas y africanas, y también porque se empezó a producir debido al
estallido de la Primera Guerra Mundial caucho sintético en los países del
primer mundo. Ambos factores provocaron la drástica caída de los precios que se
pagaban en el mercado internacional. Bolivia no se pudo recuperar ni siquiera
reemplazando las bolachas de goma por las láminas de goma que permitían reducir
costos y mejorar la producción. La crisis fue tan fuerte que sí en 1910 la
libra de goma elástica costaba 3 dólares u 8 chelines, en 1916 el precio se
desploma hasta los 55 centavos de dólar o 2 chelines. Está crisis de la goma,
afectaría la economía comercial de Yacuiba.
Existe
a comienzos del siglo XX en Yacuiba, no solamente una oficina de “Aduanilla”
(Art. 6 del Reglamento General de Aduanas de la República de Bolivia, de 21 de
enero de 1901), por los datos estadísticos recibidos en el Ministerio de
Hacienda y los informes producidos por el Administrador de la Aduana de Tarija,
sé evidencia que los ingresos de la Aduanilla de Yacuiba son de mayor
importancia con relación a los de la Aduana principal de Tarija; habiéndose
mejorado en el Presupuesto actual, tanto la dotación como el personal de dicha
Aduanilla por lo cual el posterior Decreto Supremo de 25 de febrero de 1910
declara Aduana Nacional la Aduanilla de Yacuiba que dependía de la Aduana de
Tarija establecida por Ley de 16 de Octubre de 1880 empezó a funcionar desde el
1 de marzo de 1881, día en que feneció el término de la licitación a que antes
estuvo sujeta. Por Decreto Supremo de 20 de Mayo de 1888 queda establecido el
Reglamento de Aduanas Aduana de Tarija, este Reglamento determinaba que las
mercaderías extranjeras con destino a Tarija debían ser despachadas por la
aduana del Rosario, con intervención del cónsul de Bolivia y que las
mercaderías destinadas al departamento de Santa Cruz, debían pasar por la
aduanilla de Yacuiba, donde se hará la confrontación con la guía de tránsito
expedida por la aduana del Rosario y visada por el cónsul de Bolivia, confrontadas
las mercaderías y liquidada la póliza con arreglo a la tarifa de avalúos, se
cobrarán los derechos fiscales de importación en la misma aduanilla de Yacuiba,
conforme al arancel vigente para 1888. Toda mercadería que llegase a Santa Cruz
desde la Argentina que no tuviera la Guía de Tránsito entregada en la Aduanilla
de Yacuiba debía ser decomisada. A su vez, las mercaderías para el consumo de
las otras provincias de Tarija, también debían ser internadas por la aduanilla
de Yacuiba, con la respectiva guía expedida por la aduana de Rosario, visada
por el cónsul de Bolivia. El Reglamento de Aduanas de 1888 establecía que todos
los recursos recaudados en la aduanilla de Yacuiba pertenecían a la aduana de
Tarija a la cual se remitirán íntegramente, para el respectivo control el
Cónsul de Bolivia en Rosario (República Argentina), pasaría quincenalmente a la
aduana de Tarija una razón de las guías que hubiesen sido expedidas con destino
a la aduanilla de Yacuiba. Los aranceles vigentes para 1900 son los establecidos
por el Decreto Supremo de 16 de febrero de 1881 y por las Leyes de 16 de
octubre de 1880 y de 26 de noviembre de 1886, según el artículo 3ro. de la Ley
de 25 de noviembre de 1893 todas las mercaderías que son del dominio del
comercio, serán admitidas en la república, sin más excepción que los artículos
cuya circulación prohíban las leyes penales, las de seguridad y moral públicas
y las relativas á efectos estancados, cuando se resolviere el estanco de
algunos. Es así que durante las últimas décadas del siglo XIX y hasta 1910 que
la Aduana de Tarija tenía en Yacuiba una Aduanilla.
Son sus aduanillas: Yacuiba,
Salitre, el Pulario y Padcaya. Resguardo: Camacho. El comercio que se efectúa
por esta aduana está limitado exclusivamente al departamento de Tarija. El
flete de carga de un quintal métrico, desde la Cachuela "Esperanza",
ya nombrada, por las vías de la Cordillera y Yacuiba, es el siguiente: Cachuela
Esperanza a Santa Cruz Bs. 46, a Pampa Blanca, Estación del frente Bs. 46, del frente
Bs. 46 ferrocarril norte argentino Bs. 34, al Rosario Bs. 9 a Buenos Aires Bs.
3. Total Bs. 92. (Ballivian, 1903, p.280-281)
A
partir de la promulgación de la Ley de 25 de febrero de 1910, la Aduanilla de
Yacuiba comienza a funcionar independientemente de la Aduana de Tarija,
quedando reconocida en el carácter de Aduana. Al ser un punto de activo
comercio durante la primera década del siglo XX, importantes casas comerciales como
las famosas Casas importadoras de los tiempos del caucho de capital alemán
“Zeller & Mosser” y la “Villinger & Cia” esta última fabricante y
distribuidora desde 1888 de la Cerveza Brahma, ambas Casas Comerciales con
Oficina Central para el oriente de Bolivia en la Ciudad de Santa Cruz de la
Sierra que funcionaron con sucursales en Yacuiba hasta el 27 de enero de 1917, de
igual manera otras casas comerciales provenientes del norte argentino y de
Tarija instalan sucursales en Yacuiba.
Entre las firmas incrementadas
en la zona que se dedicaban a un activísimo comercio en 1910, figuraban la Casa
Trigo - hoy desaparecida - y que se encargaba de las transacciones bancarias,
al igual que "La Providencia". También estaba la Casa Leach,
importante firma que en el norte argentino, tenía y tiene aun, una vasta
industria azucarera, y contaba entonces con oficinas en la calle Comercio,
donde actualmente se encuentra ubicada la Casa Ridder. (Coto, 2005, p.93)
La
Casa Comercial Leach, instalada en Yacuiba es parte de “Leach Hnos.”
constituida en 1893 con oficina principal en la ciudad Argentina de Jujuy y que
se convirtió en 1912 en Leach´s Argentine Estates Limited, firma comercial de
capital británico que desde la década del 80 del siglo XIX son accionistas del
Ingenio Azucarero “La Esperanza” en el norte argentino y que también tienen
inversiones en la industria tabacalera de la región. La Providencia es igual
una sucursal de una casa Comercial con oficina principal en 1900 en la ciudad
de Santa Cruz de la Sierra que provee de artículos de importación desde la
Argentina a las barracas caucheras del norte de Bolivia.
En
el siglo XIX son emitidos por el Gobierno de Bolivia, la Ley de 19 de octubre
de 1871 y el Decreto Supremo de 31 de diciembre de 1871 que Reglamentaba la
adjudicación y explotación de las sustancias inorgánicas no metalíferas en el
Territorio de Bolivia.
Son propiedad del Estado los
depósitos, mantos, capas ú otros criaderos de sustancias inorgánicas como el
bórax, amoniaco, cal, magnecia, yodo, alúmina, azufre, carbón de piedra, ulla,
turba, betun fósil, recina fócil, alumbre, petróleo, boratos y demás que no
sean metalíferas y sean aplicables á la industria, ya se encuentren en el
interior de la tierra, ya en su superficie. (Art. 1 Decreto Supremo de 31 de
diciembre de 1871)
Según
el Decreto Supremo de 1871, todo individuo nacional ó extranjero puede adquirir
y explotar las sustancias inorgánicas no metalíferas, conforme a las
prescripciones de ese Decreto, a finales del siglo XX se produce un incremento
de las expectativas relacionadas con la búsqueda y explotación del petróleo en
la zona del Chaco Tarijeño, formándose sociedades dedicadas a la búsqueda de
petróleo incluso integrada por ciudadanos de Yacuiba, por ejemplo los socios Fermín Barroso y José Moreno
obtuvieron 60 estacas en 1910 en Yacuiba con el nombre "La Sobrina"
(Dollz, 1994, p. 74), según el Decreto Supremo de 1871 la estaca en vetas ó
filones será de 400 metros de longitud sobre el rumbo designado por el
interesado, reducida la superficie a horizontal, con una latitud de 25 metros a
cada lado y en profundidad ilimitada. La estaca en mantos, capas, bancos u
otras formaciones análogas será de 800 metros de longitud sobre 800 de latitud
con profundidad ilimitada. El terreno de una concesión puede ser objeto de
investigaciones de otras sustancias útiles, sin perjuicio de los derechos de
los primeros concesionarios que serán preferidos en igualdad de circunstancias
á toda empresa nueva. La adjudicación de estacas para la explotación de
sustancias inorgánicas, no importa la adjudicación en propiedad de la
superficie del terreno, si no del usufructo por todo el tiempo que dure la
explotación, debiendo volver a la propiedad del estado después de concluida, ó
cuando según el código de minería, se haya prescrito el derecho de adjudicación
por desamparo ó despueble. Siempre que la explotación de sustancias inorgánicas
no metalíferas, se tuviese que hacer por pozos ó galerías subterráneas, el
laboreo estará sujeto enteramente a las prescripciones del código de Minería.
Los
buscadores de fortuna que habitaban está frontera creían que muy cerca de las
Serranías de Yacuiba existían yacimientos de oro.
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