LAS MISIONES
FRANCISCANAS EN EL CHACO TARIJEÑO DURANTE LOS AÑOS DE LA GUERRA DE
INDEPENDENCIA.
En las Misiones Franciscanas existentes
en el Chaco Tarijeño para mayo de 1811 ya los naturales no asistían a las
actividades religiosas, se resistían al trabajo y preferían escapar que
permanecer en las reducciones (Corrado, 1884), los Misioneros Franciscanos
creían que su presencia ya era inútil en esos territorios, el comienzo de las
acciones de armas en la zona producto de la Guerra de Independencia incremento
los problemas de las Misiones en el Chaco Tarijeño “Algunos religiosos acompañaron como capellanes a las tropas españolas,
otros fueron perseguidos, muchos retornaron a España y algunos huyeron. Ya
existía un gran movimiento de tropas y luchas contra la corona española, así
que en general los religiosos se desbandaron” (Arce, 2003, p.12), los
religiosos ahora no sólo estaban a merced de los naturales sino también de los
avatares propios de la guerra.
De sus misioneros, veinte y dos estaban presos, ocho emigrados, cuatro
obligados á servir de capellanes en el ejército. En el convento, apenas
quedaban tres sacerdores; dos de ellos ultras-setuagenarios, y el tercero
ciego. Ellos tambien hubieran emigrado, si su ancianidad y achaques se lo
hubiesen permitido. La Providencia tenia sus designios… Otros cuatro se
hallaban en las misiones de Salinas e Itaú, únicas que se habían salvado hasta
entonces de la destrucción, aunque no de grandes quiebras. Cuando las tropas
del Rey ocupaban la plaza de Tarija, las de la patria se guarecían en sus
fronteras, y entonces los haberes de aquellas dos misiones quedaban expuestos a
su voracidad, y los conversores a su odio y maltratamientos. El ganado de Itaú
quedó totalmente consumido; del de Salinas poquísimo restaba. Sin embargo, el
afecto que D. Francisco de Uriondo uno de los caudillos de los patriotas de la
frontera conservaba a nuestros misioneros, había impedido la destrucción
completa de aquellos establecimientos. (Corrado, 1884, p.294)
En la frontera del Chaco, después de los
levantamientos de 1809, continuaban en pie las Misiones de Salinas y de Itaú,
según lo registraba citado por Corrado (Ibídem, p.287) el Fr. Bernardo Duran el
13 de septiembre de 1813. La situación de los Religiosos, conforme la guerra de
independencia continuaba se fue agravando debido a su lealtad con el
Absolutismo Español “habian predicado con
toda energía y libertad en favor de la real dominacion; y con esto se habian
grangeado el odio de los patriotas en tal grado, que si por desgracia hubiesen
caido en sus manos, eran víctimas destinadas á la muerte” (Ibídem, p.293),
por esa razón en marzo de 1815 cuando llegaron hasta la villa de Tarija las
noticias de que ya otro Ejército Auxiliar Argentino avanzaba rumbo al Alto
Perú, a los religiosos Franciscanos no les quedó más alternativa que refugiarse
con el ejército realista que acampaba en Cotagaita y luego acompañarlos en su
retirada hasta Oruro de ahí los religiosos continuaron su camino hasta llegar a
Moquegua en el Perú (Corrado, 1884), la guerra de independencia también afectó
a las Misiones existentes de los Religiosos Franciscanos en Salinas y en Itaú,
en el Chaco Tarijeño.
El 14 de julio de 1818, el brigadier Canterac con unos 800 hombres se
dirigia á esta frontera para desanidar de ella á los patriotas, ó, como se
apellidaban en aquellos tiempos, á los gauchos. Derrotados estos en la cuesta
de la Soledad y perseguidos por el coronel realista Vigil, se replegaron hácia
la mision de Itaú. Allí, el 25 de julio de 1818, un oficial con seis hombres
armados se presentó al P. conversor principal Fr. Saturio Ruiz, intimándole
arresto. Pocos momentos después, lo sacaban preso de aquella mision, que con 22
años de sufrimientos y trabajos había maravillosamente adelantado, y
sostenídola contra los repetidos ataques de los salvajes comarcanos, conjurados
en destruirla. (Corrado, 1884, pp.294-295)
Luego que los patriotas
abandonaran Itaú rumbo a Oran, el 26 de julio de 1818, llegó también a Itaú el
Ejército Realista del Coronel Vigil, quien apreso al religioso Franciscano Buenaventura
Gonzalez que los patriotas habían respetado no tomándole prisionero, luego los
realistas saquearon la vivienda de los religiosos de Itaú “incendiaron el pueblo de los indios y todas las casas de los
pobladores con sus maizes, con todos los horrores de un saqueo” (Ibídem, pp.295-296),
luego llevaron al religioso franciscano como prisionero a la villa de Tarija, “la presencia del ejército en un lugar
implica su manutención, la suspensión de las actividades productivas, levas y
persecuciones y muchas veces directamente la destrucción de los medios de
producción. La guerra requiere incesantemente hombres, metálico, alimentos,
armas y ganado” (Gil, 2002, p.28), en 1819 Buenaventura Gonzalez regreso a
las ruinas de la Misión de Itaú donde permaneció hasta el 3 de abril de 1822
(Corrado, 1884), fecha en la cual se registró su muerte.
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