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El Chaco Tarijeño, el levantamiento de 1809 y la Guerra Gaucha.

El Chaco Tarijeño, el levantamiento de 1809 y la Guerra Gaucha.

A comienzos del Siglo XIX, el Chaco Tarijeño es escenario de una serie de conflictos con los naturales de la zona quienes atacan constantemente los asentamientos de colonizadores y religiosos, la situación de conflictividad se prolonga durante toda la primera década del siglo XIX “Ocho años duró la guerra que nos hicieron, matando, robando é incomodando á toda esta vecindad; y en este tiempo se hicieron varias espediciones para contenerlos y castigarlos” (Corrado, 1884, p.226), durante aquellos años es la Misión de Itaú la más afectada por estos ataques, el Chaco pertenece al Partido de Tarija una agregación provincial de la Intendencia de Potosí, “al expirar del siglo pasado al Gobernador Intendente de Potosí, de quien dependian políticamente las Misiones de Tarija” (Tamejuncosa, 1836, p.4) con la jerarquía territorial de un Partido (los partidos constituían una de las divisiones reconocidas en la administración territorial Española para sus colonias en América) para 1800 la villa de Tarija expandía sus territorios mediante la creación de nuevos pueblos y Misiones creadas por los religiosos Franciscanos, se “intentaba consolidar algunos de los lugares fundados como Timboy y  Salinas (actual provincia O’connor); Tariquia y Bermejo (hoy Prov. Arce) y por último Chimeo, Itau y Caraparí” (Robertson Orozco, 2015, p.4), este Partido de Tarija es anexado a la Intendencia de Salta por Real Cédula de 17 de febrero de 1807 dentro de la jurisdicción de la Audiencia de Buenos Aires, “se ve que ese referido cambio jurisdiccional, se hizo con el único fin de que se prosiga con mayor actividad y celo la conquista del Chaco y se atienda mejor las numerosas misiones fundadas por los Colegios Jesuítico y Franciscano de Tarija” (Pizarro, 1941, p.2), este cambio jurisdiccional afecta sobre todo al nivel religioso, hasta finales del Siglo XVIII las Misiones Religiosas en el territorio Tarijeño dependían también de la Intendencia de Potosí. De tal manera que durante la etapa de la Guerra de Independencia (1809-1825) la frontera del Chaco era el lejano límite de la Villa de Tarija dentro de la Jurisdicción de la Audiencia de Charcas del Virreinato del Río de La Plata; la geografía del Chaco más allá de Itaú y de Caraparí estaba habitada principalmente por las naciones nómadas Chanes, Chiriguanos, Tapietes, Tobas y otros pueblos de indígenas en un constante movimiento debido a diversos factores: “Las guerras mutuas, las viruelas y el hambre eran uno de los motivos más poderosos que los inducía a dejar un sitio y levantar su rancho en otra parte” (Tommasini, 1937, p.43); entre 1809 y 1825 el espacio territorial del Chaco Tarijeño es un territorio en gran parte inexplorado.

El valor que damos al vocablo “nación” no es otro que el de un conjunto numeroso de indígenas que hablan un mismo idioma, y presentan algún rasgo étnico que los distingue de los demás indios.
Una determinada nación, tomada en ese concepto, dividíase en muchas fracciones o parcialidades, las que recibían su nombre patronímico del apellido del propio jefe o cacique, y también de alguna particularidad del lugar en que establecían su pueblo. Estas ramificaciones con el transcurso del tiempo, subdividíanse en otros grupos, ya por el cruce de clanes similares, pero de lengua y filiación distintas, ya por otras circunstancias que no es posible determinar. (Ibídem, pp.36-37)

En agosto de 1808 llegan hasta los territorios de la Audiencia de Charcas, las primeras noticias de los sucesos que se desarrollaban en Europa, “el 21 de agosto llegaron las noticias del motin de Aranjuez, caida i prision de Godoi, abdicacion de Cárlos IV, exaltacion de Fernando VII al trono, entrada de los ejércitos franceses a la península” (René, 1896, p.163) estas noticias ya se habían esparcido por todo el Virreinato del Río de La Plata jurisdicción territorial a la cual pertenecía la villa y Partido de Tarija.

el 17 de setiembre llegó por la tarde a Chuquisaca un correo estraordinario con las noticias del cautiverio del Rei en Francia, abdicacion de toda la familia real en favor de Napoleon, trasferencia de la corona de España e Indias a José Bonaparte (garantizando a éste el emperador la posesion efectiva de los dominios ultramarinos), ocupacion de casi toda la península por ejércitos franceses (...) Otra de las grandes novedades era la formacion en Sevilla de una junta de gobierno titulada suprema i soberana de España e Indias, i el arribo a Buenos Aires de un representante suyo en estos paises, don José Manuel de Goyeneche. (Ibídem, p.177)

Desde Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de La Plata, el Virrey Santiago Liniers ante los acontecimientos que sucedían en España, buscaba que ante la ausencia por cautiverio del Rey Fernando VII, las disposiciones de la Junta de Sevilla sean acatadas por todos los habitantes de su jurisdicción.  

el Virrei pedia que los sentimientos patrióticos de las provincias altas se armonizaran activa i enérjicamente con los de la metrópoli. Mostrándose decidido por la junta de Sevilla i no ménos decidido a prestar paso franco en el virreinato a su ajente Goyeneche, aceptaba Liniers en el gobierno la novedad de reconocer como soberana de España e Indias, por la acefalía del trono, a aquella junta provincial de oríjen tumultuario, pero sinceramente guardadora de los derechos de Fernando VII (Ibídem, p.180)

La ocupación francesa de Madrid y la posterior adhesión temprana del Virrey en Buenos Aires a los mandatos de la Junta de Sevilla, “equivalia a la ruina de la vieja constitucion monárquica española, vinculada a la existencia de su amadísima dinastía” (Ibídem, p.187), la circulación de tales noticias entre agosto y septiembre de 1808 serán el prologo de los acontecimientos posteriores, que son resultado de “la presencia de los franceses en el centro de la península” (Gomez, 1881, p.6), el levantamiento de 1809 y el inicio del largo proceso de más de quince años de guerra en el Alto Perú (territorio que actualmente se conoce como Bolivia), tiempo en el cual “el Alto Perú se inflamó como un volcán y los peninsulares se aprestaron a apagar el incendio con la sangre de los rebeldes” (Ramallo, 1913, p.13), mientras la situación de la ocupación militar francesa en la península ibérica continuase los Rebeldes ó Patriotas de las colonias Españolas podían proseguir con su rebelión sabiendo que no llegarían desde Europa refuerzos militares, es por esa razón que los hechos posteriores al 25 de mayo de 1809 incluyendo la Rebelión de 16 de julio de La Paz y los demás levantamientos y posterior Guerra de Guerrillas en el Alto Perú serán reprimidas por Ejércitos Regulares Leales al Absolutismo Español provenientes de la ciudad de Lima capital del Virreinato del Perú.

Fué necesaria la profunda perturbación de la España, engañada i conquistada por la Francia imperial en los primeros años de este siglo, para que, conmoviéndose las colonias de América, sin mas razon al principio que su seguridad i su misma lealtad, llegasen a comprometerse por la mas rara série de circunstancias i coincidencias, en un verdadero plan de insurrección, que terminó por derribar la dominacion de la metrópoli. (Sotomayor, 1874, p.8)

Pero esta situación caótica en España producto de la ocupación militar francesa, concluirá con la derrota de Napoleón Bonaparte. Es por ese motivo que todo intento de pacificar la rebelión debe ser asumida por las autoridades coloniales de Lima que continúan leales al absolutismo español.

A lo largo de 1809, las ideas y acciones de rebelión contra España continuaba expandiéndose por los territorios coloniales, llegando las ideas revolucionarias, también a la villa de Tarija considerada como “una de las poblaciones mas realistas del Alto Perú” (O'Connor, 1888, p.3), las tropas de la Villa de Tarija que protegían San Luis y en el Chaco las poblaciones de Caraparí e Itaú, sumaban más de 800 milicianos con sus sueldos pagados sólo hasta el 31 de diciembre de 1809, recursos económicos que fueron cancelado por la Tesorería Principal de Salta el 5 de mayo de 1810 (Güemes, 1979a), luego de ser anexado de facto los territorios de la Audiencia de Charcas a la jurisdicción del Virreinato del Perú, la villa de Tarija será para las autoridades militares y políticas provenientes de Lima como un territorio dependiente de la Intendencia de Potosí hasta 1825 “haciendo durante este período, heróicos sacrificios por la causa de la independencia, bajo las órdenes del Coronel Padilla, y especialmente de las de los coroneles Camargo y Mendez en cuyas filas militaban principalmente los tarijeños” (De Aguirre, 1872, pp.10-11), esto no impidió que ciudadanos de Tarija fueran acreditados para representar a los habitantes de Tarija en el Congreso Argentino, en esa condición Felipe Echazú (Ibídem, p.17) fue hasta 1826 el último Diputado Tarijeño dentro del Congreso Argentino.

Desde 1809, el vecindario siempre tan pacífico y tranquilo de Tarija, vivía en contínua ajitacion causada por las entradas alternativas en la plaza, de fuerzas realistas y patriotas. Cuando penetraban estas, los vecinos partidarios del Rey de España, tenian que huir á los campos, y ocultarse en lugar seguro, durmiendo muchas noches en los techos de sus casas, y viéndose obligados mas de una vez, á salir de ellas, dejandolas entregadas al furor de los enemigos que las saqueaban (O'Connor, 1888, pp.3-4)

Milicias Tarijeños, participan en las Batallas de Cotagaita del 27 de octubre de 1810 y de Suipacha del 7 de noviembre de 1810; en el bando de los patriotas “por cuanto fueron precisamente las milicias tarijeñas la mayor parte de las que Guemes comandó en Cotagaita y Suipacha” (Guemes, 1979a, p.161), varios de los milicianos provenientes de Tarija perecieron ó resultaron mutilados en las acciones de armas que intervinieron, luego de los combates algunos de los mutilados pertenecientes a las milicias de Tarija al estar en situación de mendicidad después de realizar trámites de reclamo de pensiones recibieron por parte de la Junta de Buenos Aires algunas ayudas (Ibídem, pp.164-167) por su situación de invalidez. Sofocados los levantamientos de 1809 por el Ejército Regular proveniente del Virreinato del Perú, en junio de 1810, el General Vicente Nieto nuevo Presidente de la Real Audiencia de Charcas y el Gobernador Intendente de Potosí Paula Sanz junto con otros representantes de las provincias del Alto Perú al informarse de los sucesos que se produjeron en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810, "resolvieron la incorporación de estas provincias al virreinato del Perú" (Paz, 1919, p.113), prohibiéndose además cualquier actividad de comercio con Buenos Aires, "mandó también a Tarija, para que se le remitiesen los fusiles que allá habia" (Ibídem, p.114), en mayo de 1810 se produce la constitución de la Junta de Gobierno de Buenos Aires, situación que fue informada en sus provincias del interior incluyendo la villa de Tarija.

La existencia del flamante gobierno provisional forjado en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810 fue oficialmente hecha conocer de casi todas las ciudades comprendidas en la Intendencia de Salta, por vía directa. En efecto, los cabildos de esas ciudades, a saber los de Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, Salta, Jujuy y Tarija, fueron respectivamente favorecidos con sendos oficios explicativos de la Junta Provisional y del Cabildo de Buenos Aires, transportados por el correo. (Ibídem, pp.177-178)

El oficio notificando a la Villa de Tarija es entregado el 23 de junio de 1810,  “el municipio local dio su respuesta de inmediato excusándose con que, por la estrechez del tiempo, no se habia podido elegir el diputado, pero que se tuviese por seguro habría de cumplirse con ello, sin mayor demora” (Ibídem, p.207), como el Cabildo de Tarija, debía elegir un representante al Congreso de las Provincias Unidas del Río de La Plata, es elegido el Abogado José Julian Pérez De Echalar (1780-1826) el 18 de agosto de 1810 (Güemes, 1979a, p.207) para cumplir con esa función hubo que nombrar representante en aquella asamblea y don José Julian Pérez fué el primer diputado por Tarija al Congreso de Buenos Aires” (O'Connor, 1888, p.14), en septiembre de 1810 el Cabildo de Tarija instruye que un importante contingente de las tropas de milicias de los fortines del Chaco, abandonen la frontera y se trasladen a la Villa de Tarija

“7 de setiembre. Acta Capitular. "A fin de evitar", sea sorprendida la Villa por las tropas de Tupiza dependientes de Nieto y Paula Sánz, y defender las fuerzas "que vienen marchando para el Perú destinadas por la Exma. Junta Superior Gubernativa de Buenos Aires", se acuerda se forme un cuartel de 25 hombres del Regimiento Provincial y de la compañía que dispusiera el marqués, "se paguen dos o tres espías que se han de poner en Tupiza" y Se mande citar al Regimiento Provincial para que esté pronto para cualesquiera ocurrencia, quedando el 2º escuadrón para el reparo de los fuertes de las fronteras, con los urbanos” (Güemes, 1979a, p.211)

Los patriotas Tarijeños, el 23 de septiembre de 1810 esperando un pronto ataque antes del 27 de septiembre por parte del Ejército del Rey, piden al Gobernador Intendente de Salta, Dr. Feliciano Chiclana se les socorra con armamento "pues las útiles que tienen están en los fuertes de Carapari e Itau" (Ibídem, p.211) a pesar de tal situación se logro levantar una fuerza de 3000 milicianos (Ibídem, p.227) al costo de desguarnecer los fortines de Caraparí e Itaú aprovechándose de la vigencia de un tratado de paz con los Chiriguanos (Ibídem, p.228), los primeros voluntarios provenientes de la villa de Tarija participan del combate de Almona del 17 de octubre de 1810 “fue después de la llamada "Revolución de Mayo", la primera acción de guerra librada por nuestras fuerzas contra un enemigo exterior” (Ibídem, p.231), luego se producen los combates de Cotagaita y de Suipacha, en Suipacha en el período comprendido entre octubre y diciembre de 1810, las milicias tarijeñas con sus respectivos comandantes actúan bajo las órdenes de Güemes, después de la victoria de Suipacha del 7 de noviembre de 1810 por Orden de Castelli las milicias son disueltas y Güemes el 8 de enero de 1811 se desvincula del Ejército Auxiliar “el verdadero motivo de tal alejamiento fue su no encubierta decepción porque sus jefes desaprovechaban lastimosamente el triunfo de Suipacha al dar tregua al enemigo y no proceder a aniquilarlo sin más hasta en sus Últimos reductos del Perú” (Ibídem, p.290), retirándose hasta la ciudad de Salta. El Comandante del Primer Ejército Auxiliar Argentino, Juan José Antonio Castelli en Noviembre de 1810 desde Potosí luego de disolver los cuerpos de milicias existentes en el Alto Perú, informaba en varios oficios a la junta de Buenos Aires sobre su interés de proteger las fronteras orientales del Alto Perú, para lo cual Castelli consideraba como necesario una serie de movimientos militares que debían ser realizados por la región del Chaco “un destacamento militar bien dirigido regrese por la vía del Chaco y Llanos de Manso hasta Corrientes, ampliando así nuestra frontera y acercándonos más a la observación del interior del Brasil” (Ibídem, p.298), con el objetivo de ampliar la frontera y vigilar posibles movimientos que las tropas Leales a España pudieran realizar desde otras latitudes, concibiendo también un Plan (Ibídem, p.299) que contemplaba cruzar el Desaguadero, para luego incorporar las provincias de Puno, Cuzco y la Costa amenazando así a la ciudad de Lima sede del Virreinato del Perú, la derrota de Guaqui impidió la concreción del plan de Castelli.
                                                                                                         
A mediados de marzo de 1811, Castelli abandona Potosí rumbo al norte hacía el río Desaguadero, el río Desaguadero constituía el límite natural de frontera entre las jurisdicciones territoriales en la España colonial entre los Virreinatos del Perú y del Río de La Plata; en las proximidades de aquel lugar se produce la Batalla de Guaqui que significo la derrota del Primer Ejército Auxiliar Argentino que a partir de aquel combate debe retirarse al sur más allá de Tarija “la derrota de los ejérritos auxiliadores cuyos desertores dicen que pueden ser muchos, y que pudieran perjudicar a los caminantes” (Ibídem, pp. 318-319), permitiendo así la militar ocupación y anexión de facto de sus territorios del Alto Perú al Virreinato del Perú. En julio de 1811, "como en todos los distritos que se habian pronunciado por la revolución americana, en Tarija se habia organizado una junta subalterna de gobierno" (Paz, 1919, p.148), organizados los patriotas Tarijeños dirigieron una proclama a todos los habitantes de su territorio y sus milicias en el cual se les exhortaba realizar los mayores sacrificios por la Revolución, “Tarija proclamó su independencia, depuso a la autoridad real y organizó la Junta revolucionaria, que fué constituida por Larrea, Gutiérrez del Dozal y Núñez, y ella se adhirió a la Junta directora de Buenos Aires” (Pizarro, 1941, p.3), la proclama fue firmada en Tarija el 13 de julio de 1811 por José Antonio de Larrea, Francisco José Gutierrez del Duzal y José Manuel Núñez de Pérez.

“Regad, si es posible con vuestra sangre esas áridas campiñas, para que produzcan la frondosa palma de la victoria que va a decidir de nuestra felicidad y nuestra suerte. Haced este último y generoso sacrificio en obsequio de la madre patria. Ella lo recompensará a su tiempo, y trasmitirá su memoria a la posteridad más remota, escribiendo en los fastos de esta sagrada revolución el siguiente epíteto: Tarija me libertó: Tarija me salvó.” (Paz, 1919, p.149)

El 5 de agosto de 1811, Güemes sale de Salta con rumbo a la Villa de Tarija, donde se conforma una Junta de Guerra, el 1º de septiembre de 1811 la Junta de Guerra de la Villa de Tarija envía un oficio a la Junta de Buenos Aires, solicita no ser abandonada por las autoridades de Buenos Aires, explicando la necesidad de sostener militarmente la Villa de Tarija y también expresando el temor de que se produzca una incursión de los nativos del Chaco “se necesitan precisamente las armas que sea posible enviar a la mayor brevedad teniendo en consideración la gran necesidad que padece este pueblo de siquiera doscientos fusiles al pronto para preservarse de cualesquiera invasión que pueda experimentarse de los indios del Chaco” (Güemes, 1979a, p.344), los fortines de Caraparí y de Itaú habían quedado reducidos luego de 1810, esta disminución de la presencia de las tropas de milicias en el Chaco dejaban indefensa la villa de Tarija de una posible incursión durante 1811 de los nativos del Chaco.

El 5 de septiembre de 1811, llegaba Pueyrredon a la villa de Tarija cargando con todos los caudales de la Casa de la Moneda de Potosí, el pueblo de la villa reunido en un cabildo abierto intentó retener en la villa de Tarija los caudales de Potosí, pero no lo consiguen esto según informa Pueyrredon en oficio de 4 de octubre de 1811 a la Junta de Buenos Aires.

a las dos jornadas de Tarija para acá, me alcanzó un expreso con un pliego de aquella Junta, en que me comunicaba, que aún no me hallaría a cinco leguas de distancia de la villa, cuando se conmmovió el pueblo y se hizo un cabildo abierto para tratar de quitarme los caudales sin haber sido ellos convidados a él; pero que el dictamen de algunos sensatos había disipado el fermento que empezaba (Ibídem, p.359)

El Cabildo de Tarija informa mediante un oficio a la Junta de Gobierno fechado el 11 de octubre de 1811, que “para evitar los males y estragos de la guerra, que necesariamente debiamos temer en el caso de no rendirnos, porque hacíamos una resistencia obstinada y temeraria respecto a que no había ni tropas, ni armas” (Ibídem, p.373), el pueblo reunido en Cabildo había decidido la rendición de la Villa de Tarija esta “resolución del Ayuntamiento de la villa de Tarija, remitiendo al cuartel general de Potosí su sumisión” (García, 1846, p.109) sólo duraría unos meses. El 18 de enero de 1812 la villa de Tarija es retomada por Güemes restableciendo una Junta Subalterna iniciando así la constante toma y retoma de la villa de Tarija por parte de ambos bandos.

Para los primeros días de septiembre de 1811 y hasta la conclusión de la Guerra de Independencia, la Villa de Tarija, es un punto importante para el sostenimiento de los esfuerzos de guerra, con la llegada de nuevos contingentes de soldados españoles desde la península ibérica, deben los Patriotas Tarijeños asumir mayores responsabilidades de guerra, al norte con base en Tarija, y cubriendo el camino por el chaco que une Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra, Tarija y Oran hacia el este, el Coronel Francisco Pérez de Uriondo, cumple con la misión de ser avanzada de contención en contra de los ejércitos coloniales españoles. La zona comprendida por los actuales departamentos salteños de Yruya y Santa Victoria y los jujeños Yavi, abra Pampa, Rinconada, Cochinoca y Santa Catalina, quedara confiada la defensa al coronel Mayor Juan José Fernández Capero Marqués del Valle del Tojo o de Yavi. El coronel Manuel Eduardo Arias, será el responsable de la defensa de Humahuaca, San Andrés, Oran y el chaco Salteño hacia el noreste. Este teatro de operaciones es donde se desarrollaran las acciones de armas que forman parte de la etapa de la Guerra de Independencia que se conoce como la Guerra Gaucha, los gauchos eran “hombres del campo, bien montados y armados todos de machete ó sable, fusil ó rifle, de los que se servían alternativamente sobre sus caballos con sorprendente habilidad” (García, 1846a, p.314), además estos gauchos utilizaban lanzas “jamás se ocupan de sus caballos, y que se sirven de una lanza de 14 á 15 pies de largo con la mayor facilidad” (García, 1846b, p.259), varios habitantes provenientes de Tarija participan en esta etapa de la guerra de Independencia.

la guerra llamada “GUERRA DE GAUCHOS”, porque ella fué peculiar de las provincias de Jujuy y Salta, a pesar de que allí han figurado muchos guerrilleros altoperuanos como: Uriondo, los Rojas, Aviléz, Méndez, Mendíeta, Garay y otros hijos del belicoso departamento de Tarija, que siempre prestaba eficaz auxilio al bizarro La Madrid y al prestigioso y bravo caudillo salteño don Martín Miguel Güemez. (Ramallo, 1913, p.5)

Durante los años de la guerra de Independencia el costo económico “recayó fundamentalmente sobre la región y es un problema omnipresente e insoslayable” (Gil, 2002, p.19), la participación de los Tarijeños en diferentes acciones y maniobras militares, que contribuyeron luego de las derrotas militares de los Ejércitos Regulares de las Provincias Unidas del Río de La Plata provenientes del sur, a estabilizar a partir de 1817 la frontera norte de Salta y Jujuy, que durante los años posteriores a 1815 cuando los Ejércitos Regulares provenientes de Lima, intentaban pacificar el Alto Perú y recuperar las provincias del Río de La Plata resolvió La Serna invadir las provincias arjentinas, para donde partió con un ejército de 7000 veteranos, compuesto en gran parte de los vencedores de Napoleon en la Península” (Cortés, 1861, p.75), en noviembre de 1816 nuevamente los ejércitos españoles ocupan la villa de Tarija intentando capturar a Francisco Pérez de Uriondo.

el general La Serna tomó sus medidas con rapidez, previsión y energía. Considerando peligrosa la permanencia sobre su flanco de las fuerzas de Uriondo en Tarija, y la de los partidarios que de acuerdo con él mantenían la insurrección en los valles inmediatos, organizó una expedición que consiguió dominar todo el país por esta parte hasta las desiertas fronteras del Chaco (Paz, 1919, pp.455-456)

El intento español de capturar a Francisco Pérez de Uriondo, fracasa porque las guerrillas de patriotas a su mando junto con él habían salido de la villa de Tarija el 30 de noviembre de 1816 y se dirigieron al interior del territorio Tarijeño rumbo a Salinas en la frontera del Chaco; pero a finales de 1816 fueron “Arrojado de las salinas y de las fronteras de los indios chirihuanos el caudillo Uriondo por el coronel Vigil, que lo perseguía con el escuadrón de cazadores y dos compañías de infantería” (García, 1846a, 305), durante 1817 las acciones de armas continúan incluyendo una nueva toma de la Villa de Tarija en abril por parte de los patriotas, para después ser nuevamente ocupada por el ejército español; continuando así con las acciones de una guerra de guerrillas “Uriondo, Aviles, Rojas, Méndez y tantos otros, que desde los pueblos inmediatos y de las fronteras del Chaco y del Bermejo amagaban constantemente a la villa sostenida por la guarnición que mandaba el bravo coronel Vigil” (Paz, 1919, p.521), estás acciones de las guerrillas se desarrollan no solo en las proximidades de la Villa de Tarija sino también en los distantes territorios del Chaco llegando el Ejército Realista incluso a combatir en las cercanías del Pilcomayo, como también en Caraparí e Itaú.

Para formarse una idea de la importancia que daban los españoles a la provincia de Tarija, y del poder de los caudillos que allí luchaban por la independencia, basta tener en cuenta que en 1816, el mismo general en jefe, La Serna, tuvo que trasladarse allí antes de principiar sus operaciones de invasión a las provincias argentinas, y que en 1818, a parte de estar la provincia guarnecida por las tropas aguerridas del coronel Vigil, uno de los más prestigiosos jefes del ejército realista, tuvieron que expedicionar sucesivamente los dos más notables generales de esa época y de más renombre entre los servidores del rey, a la cabeza de fuertes divisiones: Canterac y Olañeta; el primero jefe de estado mayor, y el segundo jefe de la vanguardia (Paz, 1919, p.521)


Desde 1810 existe una importante participación de habitantes de Tarija en el bando patriota, situación reflejada con la incorporación de jinetes Tarijeños a las unidades militares formadas por Güemes; integrándose por ejemplo al Regimiento de Caballería de Salta que era de milicias formadas por gauchos y sobre otros cuerpos salteños y tarijeños de igual índole.

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