Pioneros de la Educación, en el Chaco Tarijeño durante la segunda mitad del
siglo XIX.
Para el 30 de junio de 1894 el Dr. Eriberto Trigo en un Informe sobre la
educación en Tarija daba cuenta de la existencia en la provincia Gran Chaco de
las siguientes escuelas: “San Pedro (Yacuiba), Paraguay (Caiza), San
José (Caraparí), San Miguel (Itaú) todas ellas de instrucción Primaria,
existiendo un total de 4 maestros y 80 alumnos hombres. El estado de estas
escuelas es laudable considerando que no se pagaba las pensiones desde 1888.”[1]Estas pensiones retrasadas
durante seis años, a las que hace referencia Eriberto Trigo en su informe sobre
la Educación en Tarija (1894) son los sueldos destinados a los maestros de
aquellas escuelas que para entonces existían en la Provincia Gran Chaco[2].
Es difícil rastrear el estado de la educación en los primeros veinticinco
años de la República. Sin embargo por datos recogidos por historiadores de la
década de 1850-1860, podemos ver que las cosas no andaban del todo bien en esa
disciplina.[3] Sin bien es cierto que
todos los “ciudadanos”[4] de Bolivia tenían el
derecho a la educación desde el Gobierno Popular de Manuel Isidoro Belzú[5] que con la Constitución
de 1851[6] introdujo el derecho a
la instrucción para todos los ciudadanos y colocó la enseñanza libre bajo la
vigilancia del Estado y exigió la moralidad y capacidad de los enseñantes.
También dispuso la creación de escuelas para niñas ya que hasta entonces sólo
existían para varones. Luego mediante Decreto Supremo de 6 de agosto de 1853,
Belzú reiteró la intención del Estado en cuanto a la educación popular, de modo
que las escuelas se dediquen «no sólo a la alfabetización, sino al desarrollo
de las inclinaciones propias de cada estudiante, en razón de aptitud, del
carácter de los habitantes, del clima y de los recursos propios de cada zona
geográfica». Luego Agustín Morales mediante Ley de 22 de noviembre de 1872
declara nuevamente la libertad de enseñanza[7] y transfiere las
escuelas elementales a las municipalidades. Este periodo es de una lucha
constante por la gratuidad de la educación marcando el inicio de la educación
popular en Bolivia, por lo menos a nivel legal, ya que hasta esa fecha la
educación es elitista porque durante los primeros 25 años de vida independiente
Bolivia retoma la vieja concepción educativa colonial que privilegia la
educación media y superior de la minorías, desincentivando totalmente la
educación básica de las mayorías populares[8] es por eso que solamente
los hijos de los ricos[9] en 1850 podían acceder a
las escuelas, no es hasta 1884 que se aprueba una Ley para crear la primera
Normal de Maestros en Bolivia.
En ese contexto escribir sobre los pioneros de la educación en el Chaco
Tarijeño, es hablar también de una increíble historia de sacrificio ligada con
la compleja tarea civilizadora[10] del proceso conocido
como “la evangelización del sudeste” realizada por los Franciscanos[11] desde
Tarija. Tiempo cuando se desarrollo una suerte de “sistema educativo solidario”
para con los habitantes primigenios del Chaco[12] a
quienes la escuela debía insistir, ante todo, en la enseñanza de la lengua
materna[13],
y secundariamente, del castellano, este sistema como una parte del proceso de
la evangelización del Chaco tenía en los últimos años del siglo XIX su
principal defensor en el R.P. Doroteo Giannecchini quien observaba cómo la
lucha en contra de la escuela misional[14],
que insistía en la lengua autóctona[15],
escondía una pretensión de dominación de clases pudientes en contra de la
entidad indígena. Para los Franciscanos la creación de la reducción era un
paquete de elementos que se iban formalizando en una nueva práctica de vida
entre los pueblos originarios. El contrato inicial se formalizaba en la
petición de la reducción, de parte de los caciques regionales, y en la
aceptación de parte del misionero. Ambos se comprometían sobre la base de
elementos prácticos: Los originarios entregaban el núcleo central de sus
tierras, y el Franciscano se comprometía a la economía colectiva y a la
creación de la escuela. De tal forma los predios de las misiones de los Padres
Franciscanos, fueron los primeros centros educativos en los territorios del
Chaco Tarijeño en los que no solo se impartía la enseñanza del catecismo y se
impulsaba la habilidad Chiriguana para la fabricación de muebles, tejidos, tallado
de madera, cerámica y fabricación de ladrillo y tejas, sino también eran el
lugar donde se les enseñaba a leer y escribir a los niños de las reducciones,[16] convirtiendo
así la obra de los Franciscanos como la pionera de la educación en el Chaco
Tarijeño.
Esta labor ejemplar era sin embargo vista por las autoridades políticas
locales, como algo insignificante y que la obra educacional de los misioneros
no contribuía en nada en el desarrollo del Chaco[17].
Por ejemplo, el Subprefecto de la Provincia Salinas[18],
Epifanio Apodaca el 10 de marzo de 1872 en un informe al Prefecto de Tarija,
sobre el estado de las misiones, vías de comunicación, fortines y escuelas en
dicha provincia indica que: “…el número de escuelas que debe tener esta
provincia en los cinco pueblos que se compone, son los siguientes: San Luis,
Salinas, Itaú, Chimeo, Caraparí y Caiza, pero sin contar en ninguno de estos
pueblos con un local edificado para plantear las escuelas; con sentimiento se
nota que dentro de dos años no contará esta provincia con sufragantes, porque
ahora el mismo se hace difícil en cada pueblo encontrar Ciudadanos en ejercicio
para que desempeñen los cargos concejiles por la falta de instrucción…”[19]
A pesar de tal estado de cosas, la obra de los Franciscanos no se detiene,
de tal forma el 6 de julio de 1883 desde Aguayrenda, en su Informe Adicional
sobre el estado de las Misiones Tarijeñas, escrito por Fray Doroteo
Giannecchini a solicitud del Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción
Pública de la República de Bolivia, en cumplimiento a una Circular de 17 de
Mayo de 1883 informa lo siguiente: Que en la Misión de San Miguel Arcángel de
Itaú existía una casa de enseñanza para los varones y otra para las mujeres. La
Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de Chimeo contaba con una Escuela para la
educación de niñas y casa para habitación de su profesora, rodeada de un cómodo
tapial. La Misión de San Roque de Aguayrenda también contaba con una casa de
enseñanza para varones, otra para mujeres con habitación para la profesora. La
Misión de Nuestra Señora la Purísima de Tarairi, entre sus edificaciones
contaba con una casa grande de educación para varones y otra para niñas, con
enfermería y habitación corriente para la profesora. La misión de San Francisco
Solano contaba también con una casa de enseñanza para varones y otra para
mujeres. La misión de Nuestra Señora de las Misericordias de Machareti contaba
con local de enseñanza para varones y otro para mujeres, la misión de San Jose
de Tiguipa también para 1883 contaba con una Casa-escuela para varones y otra
para mujeres con habitación para la Preceptora. La Misión de Nuestra Señora del
Carmen de Caiza, contaba también con lugar destinado a la enseñanza de los
indígenas[20].
Para diciembre 12 de 1883, el Fray Doroteo Giannecchini elabora en
Aguairenda un CUADRO BIENAL DE 1882-1883[21] del estado de las Misiones de infieles, que están al
cargo del Colegio de Propaganda FIDE de Nuestra Señora de los Angeles de la
ciudad de Tarija, que presenta al Arzobispado de La Plata, basado en su última visita
oficial. En el mismo detalla en cuanto se refiere a la cantidad de niños en
educación lo siguiente de acuerdo a las misiones que va detallando en el citado
informe de 12 de diciembre de 1883:
CUADRO A1
CUADRO BIENAL DE 1882 Y 1883
PROVINCIA
|
MISIÓN
|
AÑO DE SU FUNDACIÓN
|
REVERENDOS PADRES CONVERSORES
|
RAZA
|
TOTAL DE POBLACIÓN
|
NIÑOS EN EDUCACIÓN
|
MAESTROS DE NIÑOS
|
NIÑAS EN EDUCACIÓN
|
MAESTRAS DE NIÑAS
|
GRAN CHACO
|
CAIZA
Nuestra Señora del Carmen
|
1843
|
R.P. Guido Cremona
|
Mestizos
|
1,577
|
10
|
1
|
10
|
2
|
GRAN CHACO
|
ITAÚ
San Miguel Arcángel
|
1791
Restaurada
en 1845
|
R.P. Vicente Manuali
|
Chiriguanos
|
181
|
17
|
1
|
35
|
1
|
GRAN CHACO
|
AGUAIRENDA
San Roque
|
1851
|
R.P. Leon Orsetti
R.P. Inocencio Massei
|
Chiriguanos
|
645
|
85
|
1
|
85
|
1
|
SALINAS
|
CHIMEO
Nuestra Señora de Guadalupe
|
1848
|
R.P. Vicente Marcelletti
|
Chiriguanos
|
133
|
15
|
1
|
14
|
1
|
AZERO
|
TARAIRI
La Purísima
|
1854
|
R.P. Nazareno Dimeco
R.P. Leonardo Stazi
|
Chiriguanos
|
1,106
|
106
|
1
|
101
|
1
|
AZERO
|
PILCOMAYO ORIENTAL
San Francisco Solano
|
1860
|
R.P. Mauricio Monacelli
R.P. Francisco Cayola
|
Chiriguanos
|
577
|
72
|
1
|
74
|
1
|
AZERO
|
MACHARETI
Nuestra Señora de las Misericordias
|
1869
|
R.P. Santiago Romano
|
Chiriguanos
|
3,329
|
100
|
1
|
100
|
1
|
AZERO
|
TIGÜIPA
San José
|
1872
|
R.P. Gerónimo Bacili
|
Chiriguanos
|
774
|
92
|
1
|
78
|
1
|
TOTALES CUADRO A
|
8,322
|
497
|
8
|
497
|
9
|
1 Cuadro adaptado sobre la base del: Cuadro Bienal de 1882 y 1883.
Aguairenda, diciembre 12 de 1883. Elaborado por Doroteo Giannecchini.
CUADRO B1
TOTAL DE NIÑOS/NIÑAS EN EDUCACIÓN Y TOTAL DE MAESTROS/MAESTRAS
PROVINCIA
|
MISIÓN
|
RAZA
|
TOTAL DE NIÑOS/NIÑAS
EN EDUCACIÓN
|
TOTAL DE MAESTROS/MAESTRAS
|
GRAN CHACO
|
CAIZA
|
Mestizos
|
20
|
3
|
GRAN CHACO
|
ITAÚ
|
Chiriguanos
|
52
|
2
|
GRAN CHACO
|
AGUAIRENDA
|
Chiriguanos
|
170
|
2
|
SALINAS
|
CHIMEO
|
Chiriguanos
|
29
|
2
|
AZERO
|
TARAIRI
|
Chiriguanos
|
207
|
2
|
AZERO
|
PILCOMAYO ORIENTAL
|
Chiriguanos
|
146
|
2
|
AZERO
|
MACHARETI
|
Chiriguanos
|
200
|
2
|
AZERO
|
TIGÜIPA
|
Chiriguanos
|
170
|
2
|
TOTALES CUADRO B
|
994
|
17
|
1 Cuadro adaptado sobre la base del: Cuadro Bienal de 1882 y 1883.
Aguairenda, diciembre 12 de 1883. Elaborado por Doroteo Giannecchini.
CUADRO C1
PORCENTUAL DE NIÑOS/NIÑAS EN EDUCACIÓN CON RELACIÓN AL TOTAL POBLACIONAL
PROVINCIA
|
MISIÓN
|
PORCENTUAL
|
GRAN CHACO
|
CAIZA
|
1 %
|
GRAN CHACO
|
ITAÚ
|
22 %
|
GRAN CHACO
|
AGUAIRENDA
|
21 %
|
SALINAS
|
CHIMEO
|
18 %
|
AZERO
|
TARAIRI
|
16 %
|
AZERO
|
PILCOMAYO ORIENTAL
|
20 %
|
AZERO
|
MACHARETI
|
6 %
|
AZERO
|
TIGUIPA
|
18 %
|
1 Cuadro adaptado sobre la base del: Cuadro Bienal de 1882 y 1883.
Aguairenda, diciembre 12 de 1883. Elaborado por Doroteo Giannecchini.
De igual manera en su memoria que presenta dos años después del anterior informe
de Julio 1883, firmado esta vez desde la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe
de Chimeo el 19 de abril de 1885 dirigido al M.R.P. Comisario General de
Colegios de Propaganda FIDE en Bolivia, el Prefecto de Misiones del Colegio de
Tarija Fray Doroteo Giannecchini señala en su Cap. IX Escuelas: “Uno de
nuestros principales empeños y atenciones, desde el principio de nuestro cargo,
fue siempre el de fomentar, metodizar, y adelantar la educación de ambos sexos
en todas nuestras misiones… A cuyo efecto no hemos reparado en gastos para
estimular, y premiar a los alumnos de ambos sexos, que hubieran sobresalido en
las pruebas públicas a sus condiscípulos en saber y en moralidad… Han aprendido
a leer corrientes en ambas lenguas, y a escribir perfectamente. Han demostrado
tener una memoria fácil y admirable en cualquier lengua, en verso y en prosa…
Su habilidad hizo admirar a los celebres viajeros Crevaux y Thouar… No podemos
concluir este párrafo, sin expresar lo agradecidos que quedamos a los P.P.
Conversores como Maestros de niños; y a las Sras. Preceptoras de Niñas, por el
empeño que a nuestra insinuación han desplegado para adelantar a sus
respectivos alumnos. Merecen aquí particular mención los alumnos y preceptores
de Aguayrenda: pues últimamente sostuvieron exámenes con honor a la presencia
de todas las Autoridades, y otros curiosos de la misión y de algunas Sras. Y
Caballeros sobre Geografía, Gramática Castellana, Urbanidad, Zegada, Astete y
otros autores en prosas y versos…”[22]
Pero no todas las autoridades o delegados enviados por los Prefectos de
Tarija, compartieron el criterio de que la labor de las misiones Franciscanas
en cuanto se refiere a la educación era una cosa improductiva, por ejemplo
Félix Padilla en su Informe al General Manuel Othon Joffre sobre su visita a la
región de la Provincia Gran Chaco, utiliza en su página 57 un fragmento de un
artículo que ya había previamente publicado en el Diario “La Creencia” de
Tarija, en abril 15 de 1885 en el fragmento señalado describe su impresión
sobre la situación de la escuela de la misión de Aguirenda: “Una vez en
la de varones, dirijéndome el Padre Orsetti, me significó el estado de
aprendizaje de todos é instomé á aque examinase á cualesquiera de ellos: quien
recitaba con fluides y corrección la doctrina cristiana integra, no solamente
en guaraní i castellano, sinó que en italiano mismo; quien leia i escribia
correctamente en los dos primeros idiomas; quien modulaba una canción con el
incompetible gusto músico de su raza; quien recitaba un verso ó una oración
tierna i larga… El Padre Doroteo interrumpió mi admiración y enternecimiento
ante aquel vivo testimonio de trabajo i sacrificios i llevóme á la escuela de mujeres.
Entramos pues. Pobresitas… Hasta este momento conservo impresa en mi recuerdo
la lozana i alegre fisonomía de aquellas indias jóvenes dignas de ser
premiadas, ya que no por su adelanto en el bordado, en la lectura, escritura,
música &. á la dirección de una maestra que allí tienen,-siquiera por la
buena fé i resignación con que se han consagrado al ingreso de la vida
civilizada… ¡Cuánto deberán á estas las generaciones venideras i el país todo…!
…Eso es todo lo que observé, esas son las reflecciones que me hize en mi
merituado paseo de Agüairenda, de donde me retiré á horas doce del día 13 de
junio mensionado con ideas completamente revolucionadas, desde que ante me
había contaminado de las apreciaciones vulgares y calumniosas que había
escuchado hacer de los religiosos de las misiones del oriente.”[23]
Es así como al momento de intentar escribir sobre los pioneros de la
educación en el Chaco Tarijeño, no se puede dejar de lado la importancia del
papel de los Franciscanos y de la Iglesia Católica no solo desde un punto de
vista religioso y de la fe, sino sobre todo en una labor necesaria que
constituyo sin lugar a dudas una primer experiencia de educación multicultural
y bilingüe en Bolivia. Quizás sus historias por ejemplo de las Maestras de las
niñas en las misiones, como también de la misma obra educacional de los
misioneros franciscanos fueron olvidadas como resultado de la mitificación de
lo que se considero la “conquista” del Chaco por los colonizadores, militares y
exploradores. Sin embargo, su participación de ambos actores el Misionero
Franciscano y la Maestra (La Preceptora muchas veces eran mujeres
pertenecientes a las mismas reducciones que ya habían aprendido a leer y
escribir) fue importante para la sucesión de acontecimientos que hicieron
posible los hechos posteriores a la década del 40 del siglo XIX, es decir la
consolidación de la soberanía de la nación Boliviana en el Chaco Tarijeño. De
tal forma que las primeras maestras, en realidad llegaron a la región junto con
los Franciscanos que llegaban a las llanuras próximas al Pilcomayo “El río de
los pájaros”[24] estableciéndose
al interior de las reducciones donde contribuyeron a la enseñanza inicial de
los niños indígenas, enseñándoles lo elemental junto a los Franciscanos que les
enseñaban sobre religión. Sacrificada tarea, la de aquellas mujeres que
hicieron de Preceptoras (Maestras) entre la población indígena del Chaco
Tarijeño. De las cuales existen pocas memorias de sus experiencias. Sin embargo
es gracias al trabajo de documentación y registro fotográfico realizado en 1898
por el Profesor Vicenzo Mascio[25],
que se puede conocer los rostros de algunas de estas maestras que para ese año
de 1898 trabajaban como educadoras de las alumnas[26] de
origen indígena[27] en
las misiones establecidas a lo largo del actual Chaco Tarijeño, entre las
cuales se nombran en su trabajo a las siguientes: Agueda Figueroa, maestra de
las alumnas chiriguanas de la misión de Chimeo (Fotografía Nro. 1). Tomasa
Jufra de la Tercera Orden Franciscana, mestiza, maestra de la Misión de San
Miguel Arcángel de Itaú (Fotografía Nro. 2). Margarita López, mestiza maestra
de las alumnas chiriguanas de San Roque de Aguayrenda (Fotografía Nro. 3).
María Avelina, mestiza. Maestra de las alumnas chiriguanas y noctenes de la
Misión de San Antonio de Padua del Pilcomayo Sud (Fotografía Nro. 4). Guadalupe
Torres, de la Tercera Orden Franciscana. Maestra mestiza de las alumnas de San
Francisco Solano, orilla septentrional del Pilcomayo (Fotografía Nro. 5). María
Magdalena Pino y Victoria Encinas ambas de la Tercera Orden Franciscana,
maestras de la Misión de la Purísima de Tarairi (Fotografía Nro. 6). Las
fotografías, corresponden al año de 1898 y son parte del “Álbum Fotográfico de
las Misiones Franciscanas en la República de Bolivia, a cargo de los Colegios
Apostólicos de Tarija y Potosí”.
Fotografías de Vicenzo Mascio tomadas para el “Álbum Fotográfico de
las Misiones Franciscanas en la República de Bolivia, a cargo de los Colegios
Apostólicos de Tarija y Potosí”.
En el proceso de consolidación de la presencia del Estado, en el territorio
del Gran Chaco es importante señalar que se debía cumplir con un reglamento
para la organización de una Colonia, dicho reglamento en el caso por ejemplo de
la organización de las colonias Crevaux, Thouar y de otras a fundar en la
desembocadura del Pilcomayo establecía para el tema educativo lo siguiente: “Art.
113. En toda colonia habrá una escuela municipal, debiendo el maestro ser
tomado en conformidad al mismo artículo 59. La instrucción en las colonias será
gratuita y obligatoria”[28] y
continuaba dicho reglamento señalando en su “Art. 114. Corresponde a
los agentes municipales el nombramiento de los maestros, pero sus servicios
duraran por anualidades y se sujetaran a las reglamentaciones comunes” el
artículo 59 de dicho reglamento al que hace mención el artículo 113 lo que
señalaba era que; “Todo auxiliar, incluso los agentes de proveeduría y
cajería, como también proveedor y cajero mismo, serán tomados de la clase de
oficiales a capitanes inclusive y a un de la de jefes, inclusive coroneles, sin
más consulta que la de aptitudes personales; solo en defecto de ellos, y por la
única causal de mayores aptitudes, deberán ser tomados de cualesquier otra
clase de individuos, sea o no colonos”[29].
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